Es una experiencia intensa y determinante cuando uno toma conciencia de que necesitamos elegir de entre aquello que nos apasiona hacer, lo que nos va a permitir ser especialmente útiles a los demás, asegurándonos que están dispuestos a pagar por ello un precio justo. Todo lo poco que cuesta de decir se equipara con lo difícil de decidir, ya que, consciente o inconscientemente, todos sabemos que «Decidir (elegir) es renunciar».
Este es el importante momento de Miguel, un artista y pequeño empresario, que hace unos cuantos años decidió seguir su vocación artística de forma independiente y que ahora, con determinación, se plantea enriquecer su capacidad de conseguir con holgura, al tiempo que hace lo que ama, el beneficio económico necesario, tanto para él mismo como para las personas que quieran ser partícipes de las innovaciones profesionales que se les plantean.
Y para ello toca decidir. Sí. Cuando uno ya sabe que hace lo que ama, lo que viene a continuación suele ser también difícil : ¿En qué priorizo y cómo sé que estoy acertando?
En su caso, creo que hemos avanzado mucho a partir del momento en que hemos definido lo que él siente como su labor esencial, que en su caso reconoce como realizar una labor mentora con grupos de artistas para obtener del conjunto lo mejor de cada uno.
El punto de equilibro entre el arte y la empresa lo hemos puesto cuando hemos empezado a focalizar,para elegir entre las muchas cosas de las que es capaz, una que le apasiona y que es valorada hoy por el público hasta el punto de estar estos en disposición de pagar por disfrutarla un precio justo, asegurándonos al tiempo que hay suficientes clientes potenciales y la capacidad de llegar hasta ellos, para garantizar que es posible hacerlo rentable económicamente.
A Miguel le encanta este reto. Y a mí también, por el entusiasmo que él irradia y por compartir estos importantes momentos decisivos con él en mi labor de mentor. Es una bella forma de unir arte y empresa, potenciando ambas partes necesarias.
Estamos ya sobre la decisión final, priorizando a qué tipos de clientes vamos a dar preferencia, con qué tipo de servicios específicos para ellos y cómo vamos a autodiscplinarnos para poder renunciar a otras posibilidades que seguro surgirán, con su atractivo y su novedad, y que oportunamente derivaremos a terceros para mantener nuestro foco empresarial.
Felicidades, Miguel, por este importante paso.
El éxito que tú quieres es posible, focalizando y ajustando sobre la propia experiencia (pivotando), con autodisciplina y plena determinación a conseguirlo.
¿Qué te sugiere a ti este ejemplo?