Nos pidieron nuestros admirados amigos de Jubilares compartir un artículo sobre la experiencia recogida en este viaje a Copenhague por tres de las personas que trabajamos desde SeniorsVidaSostenible para hacer realidad la Vivienda Colaborativa en nuestra zona levantina.
Sentimos que lo aprendido en estos días en esta una de las ciudades más felices del mundo,
ha catapultado con fuerza hacia la realidad nuestros más altos sueños sobre lo que es posible hacer con nuestra condición humana cuando enfocamos hacia la vida con autonomía entre amigos afines, nuestra mejor intención.
A través de Thomas, nuestro amable casero danés, seguimos indagando sobre la práctica real de soluciones Cohousing en la Ciudad, y decidimos dirigirnos por cercanía desde el centro hacia soluciones urbanas, dado nuestro interés prioritario en esta primera visita en conocer este tipo de construcción en edificio,integrado en el modo de vida de la Ciudad.
Con esperanza de hallar algo verdaderamente útil y con temor de tener que afrontar tal vez una decepción cuando el sueño se desvanece topando con la cruda realidad, resolvimos ir primero a la calle Folehaven, 1 donde se nos indicaba en la web Aeldresagen -«las consecuencias del envejecimiento», traducido al castellano , que encontraríamos del número 1 al 99 algunas soluciones Cohousing.
Al llegar al uno, nos pareció que aquello se asemejaba más a un típico edificio pequeño de unas quince viviendas, de ladrillo visto, como los que conocemos en nuestro país, eso sí, con muchas bicicletas en los aledaños. Preguntamos a un hombre que entraba a uno de los edificios, y en nuestro inglés básico le preguntamos si allí había algo parecido a una comunidad Cohousing. Lo único que supo decirnos es que siguiéramos más adelante, que algo de eso había… Nos quedamos fríos, temiendo encontrarnos con una sucesión de similares edificios sin más.
Hasta llegar a unos cientos de metros al cruce con la calle Druehaven, que era la otra referencia cercana que teníamos en este barrio llamado Valby, ubicado entre otros dentro del casco urbano.
Nos llamó la atención que en el número 39 de esta calle el edificio tenía un ascensor en la misma fachada, y unas ventanas en una planta baja que mostraban un interior diáfano que se sumergía en un semisótano.
Pasaba en ese momento una señora con rostro amable, que por la dirección de sus pasos entendimos iba al coche aparcado allí cerca, donde había un hombre de una edad madura esperándola.
Nos decidimos a preguntarle si era vecina de por allí y al confirmarnos que sí y constatar su amabilidad, nos decidimos a preguntarle con detalle. Esta es una esencia de la rica información que compartió con nosotros :
Ella vivía de forma continua allí desde hacía veinticinco años ya, y confiaba seguir estando hasta el final de sus días.
Estaba muy contenta, porque además de sentirse más segura por el apoyo de su vecindario y los sistemas de vigilancia habilitados, sentía que tenía todo lo que ella podría necesitar, incluyendo un pequeño supermercado y algunas tiendas para usos cotidianos dentro de la amplia zona de pequeños edificios de unas diez a 18 viviendas cada uno, que en forma de cuadrado perimetral con un amplio jardín abierto a la calle enmedio les permitían vivir con una sensación de amplitud y cuidado mútuo.
Nos señaló que en el número 39 de la calle Druehaven, justo detrás de nosotros, ese edificio era específicamente destinado a persona mayores, con acceso tanto por escalera como ascensor desde el exterior. En ese instante en el que nos hablaba, al dirigir nuestra mirada hacia él, vimos salir del ascensor una señora mayor con su bicicleta en mano.
Detrás de este había otro con similares proporciones, especialmente creado para personas con discapacidades. Y dos calles más en sentido contrario estaba el edificio creado para atender a personas con alta dependencia y que precisaban, sin necesidad de llevarlas al hospital, de una asistencia sanitaria externa, además de los cuidados propios de sus semejantes.
En total se habían creado unas mil viviendas, a lo largo de todo un barrio.
Nos explicó, con alegría por nuestra parte al escucharlo, que cada unidad familiar pagaba una mensualidad pactada a forma de alquiler y que en caso de dejar la vivienda, la comunidad se quedaba con tres mensualidades entregadas anteriormente para gastos de adecuación de la vivienda al nuevo inquilino. Y que si querían, podían continuar así viviendo hasta que lo precisaran. Esto llevado a cabo por 3B.dk, una compañía privada con más de 12.000 viviendas similares en Copenhague, además de las que siguen haciendo nuevas.
Cuando, agradeciéndole su valiosa información, decidió seguir su camino, nos quedamos Antonio, Lola y yo en silencio, haciendo la primera digestión de esta a nuestro criterio muy valiosa información.
Cuando, agradeciéndole su valiosa información, decidió seguir su camino, nos quedamos Antonio, Lola y yo en silencio, haciendo la primera digestión de esta a nuestro criterio muy valiosa información.
Lo siguiente fué acercarnos a las ventanas del bajo semisótano para comprobar que en su disposición había una amplia sala de convivencia, su cocina y su patio común,y otras dependencias que se deducían cobijarían otros servicios del colectivo.
Comprobamos igualmente al visitar el conjunto de la zona que disponían también de unos anejos destinados a amplios trasteros.
Allí se respiraba armonía y la sensación de las personas con que nos cruzábamos, una buena parte ya en alguna de sus etapas de madurez, rezumaba bienestar.
Sintiendo que aquello superaba nuestra expectativa, fuimos paseando hasta el pequeño conjunto de tiendas afincadas dentro del barrio, para entrar atraídos por su ambiente, en la destinada a comerciar con objetos de
segunda mano,pensada para que la gente del barrio pueda comprar o vender cosas de su uso cotidiano, ya que muchas personas mayores han perdido poder adquisitivo, y hay además también gente parada…
El minimercado, un salón de estética, una pizzería y un tienda de herramientas de jardinería y otros completaban la vida del lugar, además de una oficina de correos y un cajero automático.
Llegamos andando hasta la zona del edificio de cuidados intensivos, constatando que estaba compuesto por pequeña habitaciones con un pasillo común, con la mayoría de sus puertas abiertas y personal sanitario circulando entre ellas.
segunda mano,pensada para que la gente del barrio pueda comprar o vender cosas de su uso cotidiano, ya que muchas personas mayores han perdido poder adquisitivo, y hay además también gente parada…
El minimercado, un salón de estética, una pizzería y un tienda de herramientas de jardinería y otros completaban la vida del lugar, además de una oficina de correos y un cajero automático.
Llegamos andando hasta la zona del edificio de cuidados intensivos, constatando que estaba compuesto por pequeña habitaciones con un pasillo común, con la mayoría de sus puertas abiertas y personal sanitario circulando entre ellas.
Al lado, en otro edificio, un lugar de reunión donde se veian unas decenas de personas mayores reunidas. Nos pareció que era uno de los lugares para compartirlo en común entre todos los mayores, con su parte interna y externa también.
Un poco más allá, y antes de llegar al extremo de la calle, un colegio y una biblioteca, que daban servicio a los niños y jóvenes que también habitaban aquella tan especial zona de convivencia.
Para nosotros, la imagen más emblemática es constatar la cantidad de personas con autonomía, ya bien mayores, por sus calles. Esto justifica, a nuestro juicio, el importante esfuerzo a realizar para hacerlo también realidad en nuestro entorno.
Nos volvíamos convencidos que esto es también es posible en nuestra tierra, en nuestra cultura, aún conscientes de las dificultades propias de una mentalidad predominante en la mayoría, por los años de vida basada en un único modelo unifamiliar, convertidas estas viviendas con el tiempo para muchas personas maduras en lugares llenos de recuerdos y ya carentes de vida renovada para su etapa actual.
Nos volvíamos convencidos que esto es también es posible en nuestra tierra, en nuestra cultura, aún conscientes de las dificultades propias de una mentalidad predominante en la mayoría, por los años de vida basada en un único modelo unifamiliar, convertidas estas viviendas con el tiempo para muchas personas maduras en lugares llenos de recuerdos y ya carentes de vida renovada para su etapa actual.
Para nosotros, el mensaje es evidente :
Es posible. Es útil. Y es necesario para quien así lo requiera.
Se trata de crear una buena vida. Toda la vida.